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Este testimonio tiene que ver con todo el proceso que estoy viviendo con mi salud, si bien los últimos estudios que me hicieron, el quiste está en el mismo lugar, y el tamaño es un poco más pequeño que el informe de la primera vez.
Se que Dios tiene el control de mi vida y que estoy en sus manos. Si bien el Señor me ha estado haciendo dar distintos pasos y vivir distintas experiencias no gratas para la carne, en las últimas semanas había comenzado a venir sobre mí un pesado manto de tristeza, de angustia, melancolía y un ataque muy fuerte en mi mente.
Verdaderamente era una lucha muy fuerte que estaba teniendo y me daba cuenta que me era muy difícil salir yo sola de esa situación, y aún la relación con Dios se hacía muy difícil.
Estando reunidas en el salón de Cultos del tercer piso de la Institución con el grupo de hermanas que nos reunimos semanalmente para orar, expuse mi necesidad de cómo me sentía verdaderamente, y que estuvieran orando.
Una de las hermanas, muy prontamente dijo: “El Señor me dio algo para vos y me dijo que hoy hiciéramos algo distinto a lo acostumbrado”. “Primeramente que no fuera una reunión de oración sino un culto a Dios”.
De inmediato comenzamos a cantar la canción “Alaba a Dios” y que El Señor le había dicho a esta hermana que cantáramos.
La misma comienza con las palabras “El diablo es mentiroso y quiero hacernos pensar, que somos pobre cuando él sabe que somos Hijas del Gran Rey”. Después de corearla varias veces el Espíritu de Dios vino a nosotras y nos llevó a comenzar a alabar a Dios libremente. Una de las cosas que quiere el enemigo es en que no abramos nuestra boca, y libremos nuestra lengua en dirección a nuestro Dios.
Cuando comenzamos a alabar a Dios, verdaderamente algo pasó. El Espíritu de Dios vino y comenzamos a librar nuestras bocas, comenzamos a librar nuestras gargantas, comenzamos a proclamar, comenzamos a alabar a nuestro Dios, y yo fui libre de esa opresión que estaba sobre mí.
Cuando estaba proclamando dije: “Señor, tu no me diste un manto de tristeza, tu me diste un manto de alegría, y no un espíritu angustiado, tu me diste óleo de gozo en vez de luto!” y pude proclamar a los cielos, a ese mundo espiritual que yo estuve un día debajo de ese manto de gozo y alegría. “Se Señor lo que es ser llevada por el Espíritu de Dios, y se que no es solamente el reírse y el gozarse, sino saber verdaderamente que la obra de Dios adentro de nuestro corazón fue hecha, y que el gozo que El puso, es el gozo eterno de la salvación que está dentro nuestro, es el gozo de mi Cristo Jesús, el cual pagó un precio muy alto por nosotros, y para que nosotros lo pudiéramos tener en nuestro corazón, "eso es lo que nos hace libre", "eso es lo que nos hace que podamos entrar en el mundo espiritual”. Fue allí entonces, donde fue librada mi alma y quitado ese manto de tristeza.
Quiero decirles "el diablo es mentiroso" Doy mi testimonio para aquellos que están pasando una situación similar, animándolos…
"El Señor Jesús es Grande y Soberano"

Zully Faria
Julio del 2008